La extradición de 'La Barbie' y el renacer del caso Ayotzinapa


El pasado 30 septiembre, la Procuraduría General de la República (PGR) informó que había sido extraditado a los Estados Unidos Édgar Valdez Villarreal (“La Barbie”) junto con otros 12 delincuentes, entre los que se encontraba Jorge Costilla Sánchez (“El Coss”), líder del Cártel del Golfo.
Aún recuerdo la cara de “La Barbie” cuando fue presentado a los medios de comunicación luego de su detención. Esto marco el fin de la época “dorada” y el inicio de la caída del cártel de Los Beltrán Leyva y en aquella ocasión, Édgar Valdez Villarreal lució como estrella de cine ante las cámaras, con un sonrisa en su rostro y disfrutando el momento.
Fue una escena que causó revuelo en México, todos se preguntaban ¿por qué o de qué sonreía “La Barbie” mientras era presentado como uno de los grandes trofeos de la “guerra” de Calderón? Muchos afirmaban que era porque iba a pasar muy poco tiempo en la cárcel y que pronto iba a ser extraditado a su país de origen, donde seguramente podría ser un soplón de peso y ganar beneficios.
Pero pasaron cinco años para que esto sucediera y muchos dicen que se convirtió en cristiano dentro de la prisión y que ya no es el mismo que fue cuando era el líder de sicarios de los Beltrán Leyva y el brazo derecho de Arturo Beltrán, además de ser el creador del grupo “Los Pelones” en Guerrero, lo que con el paso de los años se convirtieron en La Barredora, el Cártel Independiente de Acapulco, Los Rojos y por supuesto Guerreros Unidos, entre otros grupos criminales.

Este es el punto en donde indirectamente, “La Barbie” fue uno de los artífices de la guerra y la violencia que desde su detención ha bañado en sangre el estado de Guerrero, el Estado de México y Morelos.
Esto incluye por supuesto a los 43 estudiantes de Ayotzinapa que desaparecieron el 26 de septiembre de 2014 en manos de las policías municipales de Cocula e Iguala,  que fueron entregados a los líderes de Guerreros Unidos y cuyo capítulo final nadie ha podido descifrar para dar con el paradero de los normalistas.
Ahora bien, Guerreros Unidos ha sido uno de los grupos que se pelea por el territorio norte de Guerrero y que creció cuando en 2012 capturaron a su fundador Cleotilde Toribio Rentería (“El Tilde”) y quedó en su puesto Mario Casarrubias Salgado (“El Sapo Guapo”), quien comenzó a traficar droga a Estados Unidos en camiones de frutas y –ojo- autobuses de pasajeros, según información de la PGR y la Comisión Nacional de Seguridad.
Además, tenía el control de todo el norte de Guerrero y sobre todo en municipios importantes como Iguala, al crear una estructura organizativa en donde participaban policías, miembros de Protección Civil municipales y estatales, bomberos y obviamente regentes y  presidentes municipales.
Bajo este contexto, la teoría que planteó el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) en su reporte sobre el caso Ayotzinapa, con respecto a que el ataque pudo ser por el hecho de que en algunos de los camiones que utilizaron los normalistas iba un cargamento de droga, sigue siendo el más lógico y entendible.
Pero en el fondo, lo que construyeron “La Barbie” y Los Beltrán Leyva en su apogeo, fue la herencia que aprovecharon y siguen aprovechando sus “hijos pequeños” al independizarse y luchar por el poder de la zona.
Es decir, fortalecer la red para corromper las estructuras de gobiernos locales, comprar policías y funcionarios públicos, someter a los políticos e incluso, hacer que instituciones de seguridad federales –como el ejército y la Policía Federal- se queden al margen de sus asuntos aun cuando son testigos de los crimines y atropellos que comenten.

“La Barbie” ya está en Estados Unidos y aquí en México aún no pueden debilitar ni romper la red de corrupción que les permitió –y sigue permitiendo- poner en jaque al estado de Guerrero, pero lo más triste es que las “verdades históricas” en este país pretenden ser más fuertes que una realidad ensangrentada y dolorosa.

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