Recuperar la producción del maguey en Hidalgo

Algunas investigaciones históricas señalan al municipio de Acatlán como el punto de origen del pulque en el estado de Hidalgo. Lo cierto es que esta bebida ha estado relacionada de forma directa con la identidad del pueblo hidalguense.


Por ello, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Hidalgo (Semarnath) y la Comisión Nacional Forestal (Conafor),han puesto en marcha el programa de producción de maguey en cinco municipios: Huichapan, Santiago de Anaya, Singuilucan, Emiliano Zapata y Cuautepec de Hinojosa.

Esto es muy importante para el medio ambiente y la reforestación de la zona, pero también será el inicio de una producción de esta planta milenaria, que a cinco años se busca de cómo resultado unas 840 mil plantas nuevas.

Además de ser una planta adaptada a la zona árida de ciertas regiones de Hidalgo, también puede ser vinculada a desarrollos productivos por su capacidad de ser utilizables de muchas formas.

En la época prehispánica, el maguey fue considerado como el “árbol de las maravillas”, ya que su utilidad iba desde la producción de agua miel y pulque, hasta vinagres, sedimentos naturales, papel de mixiote, fibras y las pencas secas servían como combustible.

Es decir, este proyecto de siembra de 168 mil plantas de maguey, también puede interrelacionarse con proyectos sustentables de reciclaje y nuevas formas de combustibles naturales, cosa que serviría al desarrollo regional de la menos esos cinco municipios y sus zonas aledañas.

No está por demás hacer énfasis en la tradición del pulque como bebida endémica de la región. Hidalgo es considerado como uno de los pocos productores de pulque y agua miel en la actualidad.

El pulque además, tiene también ese designio de bebida sagrada que viene arrastrando desde la época prehispánica y ha servido de innumerables leyendas y mitos.

Pero también ha sido parte de la cultura popular tanto de Hidalgo, la Ciudad de México y del centro del país. Ahora las pulquerías van retomando su auge como centros de diversión más refinados y elegantes, pero siempre bajo esa magia que ha envuelto al pulque desde tiempos milenarios.

“Ricos curados de tuna y melón, de avena, piña, de fresa y limón; su carbonato pa'l tlachicotón; jarro caliente, tarrito o "camión…", dice Chava Flores en su canción Los Pulques de Apan

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