Carlos García Estrada: Un artista luminoso

Carlos García Estrada creó con su talento, formas y estilos que sólo una mano maestra y unaimaginación excepcional pueden alcanzar. Grabador de profesión, sus obras son consideradas como una referencia obligada en el mundo artístico contemporáneo de nuestro país.

Sus trabajos contienen una expresividad que va más allá de los colores, las líneas y las texturas. Con una sensibilidad superior, Carlos García Estrada logró transformar las planchas de metal, en recipientes donde vertía la interpretación de su realidad y su búsqueda constante de la esencia del ser humano y de la vida. Porque para él todo se resumía en la luz: “las personas no hacemos otra cosa que reflejar luz, que es el entendimiento…”, aseguraba.

Carlos García Estrada nació en la Ciudad de México en 1934 y su infancia se desarrolló en la Colonia Morelos, lugar donde tuvo el primer acercamiento con el mundo artístico a través de las funciones de un pequeño teatro guiñol, que hacía sus presentaciones en el Teatro del Pueblo. Esto le abrió las puertas a un universo lleno de ilusiones, fantasías y donde la imaginación era superior a cualquier cosa antes conocida.

De la mano de Guillermo Ramírez -“Don Ferruco”-, director del teatro guiñol, García Estrada se adentró en el mundo artístico de la época, participando en las amenas charlas que a diario protagonizaban los grandes intelectuales en el Café París.

Incitado por este ambiente y por la necesidad de diseñar sus propios escenarios y muñecos, inició su preparación artística con el maestro Mariano Paredes en las Pérgolas de Chapultepec, donde actualmente se ubica el Museo de Arte Moderno.

Entre 1955 y 1960 estudió en la Escuela de Pintura y Escultura "La Esmeralda" y en 1959 obtuvo su diploma de maestro grabador en la Escuela Nacional de Artes Gráficas. Posteriormente viajó a París para realizar estudios de grabado a color en el Atelier 17, el  al famoso taller de Stanley William Hayter.

Desde esos momentos Carlos García Estrada se destacó como uno de los más pródigos grabadores de nuestro país y con su destreza vislumbró un nuevo camino para la gráfica mexicana

En palabras de Teresa del Conde, académica y crítica de arte, “García Estrada, ha sido un maestro consumado en el medio denominado “puntaseca”, (estilo) cuyos alcances cúspides en la Historia del Arte quizá estén representados por Durero, Rembrandt, Whistler, Mary Casat y Picasso”.

Con 52 exposiciones y más de 50 años de arduo trabajo, sus grabados son considerados como la máxima expresión de innovación y experimentación de técnicas y estilos.  Su obra es considerada como una de las más influyentes en la segunda mitad del S XX en nuestro país y el talento inherente con que manejaba las herramientas metálicas, fue  premiado a nivel internacional. 

Pero quizá su obra más trascendental,  fue la de guiar a muchísimas generaciones de jóvenes en el camino de la creación artística. Su trabajo como maestro fue fundamental para que se desarrollaran talentos como Francisco Castro Leñero, Irma Palacios, Nahúm B. Zenil, Gabriel Macotela, Javier Marín, Marco Vargas y Nunik Sauret, entre muchos otros, y continuar así con la gran herencia  cultural del grabado mexicano.

Carlos García Estrada murió en de enero de 2009 a los 74 años de edad. Su obra imborrable quedará como muestra de la sensibilidad con que entendía la vida. 

 Este artista encontró en el grabado, una de las formas más profundas de comunicación. Con trazos firmes y golpes precisos, transformaba a las frías placas de metal en poseedoras de una magia que reproducían la luz y la sombra,  el encanto y el misterio de la existencia. 


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